Es una identificación de un objeto con otro en
virtud de una relación de semejanza que hay entre ellos, es decir, una
comparación.
Desde la retórica grecolatina (Aristóteles,
Quintiliano) se viene considerando la metáfora como una comparación implícita,
fundada sobre el principio de la analogía entre dos realidades, diferentes en
algunos aspectos y semejantes en otros.
En toda comparación hay un término real, que sirve
de punto de partida, y un término evocado al que se designa generalmente como
imagen.
La retórica contemporánea, a la hora de explicar los
mecanismos lingüísticos que están en la base de la construcción metafórica,
centra su interés, más que en el aspecto comparativo, en el hecho previo de la
semejanza. En este sentido, la metáfora no es en sus orígenes una figura
literaria, sino un fenómeno estrictamente lingüístico que afecta a la vía de
conocimiento y designación de las cosas por relaciones de semejanza.
Ejemplos:
El cristal del agua
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar
que es el morir. . .
... la calle abierta como un ancho sueño…
... los algodones blancos del cielo / tapizan el
azul.
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