martes, 30 de septiembre de 2014

"Continuidad de los parques" de Julio Cortázar

1. Lee el siguiente cuento y resume su contenido.
2. Repara especialmente en su final: en el se mezcla realidad y ficción. Trata de explicarlo.
3. Localiza cinco palabras que no conozca y busca su significado.
4. Investiga sobre la vida del autor de este cuento.

Continuidad de los parques

Julio Cortázar

Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.

Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

"La cabeza de mi padre" de Alberto Laiseca




CUESTIONES
1. Quién es el autor del relato.
2. Se basa en un hecho real: ¿cuándo y dónde sucede el relato?
3. ¿Qué vision tiene el personaje de su padre?
4. ¿Como es la relación entre ambos?
5. ¿Qué le recriminaba el padre a su hijo?
6. ¿Qué le decía su padre que era una cosa de artistas?
7. ¿A qué se dedicaba el hijo?
8. ¿Cómo se llamaba la mujer que desencadena el asesinato?
9. ¿Cuántas flechas le lanzó?
10. ¿Por qué le coloca una almohada a su padre?
11. ¿Dónde está el hijo ahora y cuánto tiempo lleva allí?

conmover, ser un yeso, mirar con ojos de huevo frito

sábado, 27 de septiembre de 2014

1.1. Tipos de textos: modalidades

1. Realiza un esquema a partir de la información que aparece en la página 10.

2. Indica a qué clase de texto pertenecen los siguientes ejemplos:

                  a.)
                       b.)
                      c.)
                       d.)
                      e.)


   3. Elaborad ejemplos de los distintos tipos de textos (En grupo). Después se leerán y el resto de compañeros deberán identificarlos.

   4. (AMPLIACIÓN)  Clases de textos narrativos y descriptivos.


   
TEXTOS NARRATIVOS: Cuentan unos hechos reales o imaginarios que les ocurren a unos personajes en un espacio y en un tiempo determinados.
·         Narración literaria: tiene una finalidad artística (novelas, cuentos, fábulas, obras épicas o leyendas)
·         Narración no literaria: tiene una finalidad informativa (noticias, reportajes, narración oral en las conversaciones, charlas informales, al contar anécdotas, argumentos de libros...)
    

   TEXTOS DESCRIPTIVOS: Definen las características de objetos, lugares, seres vivos o sentimientos. 

     CLASES DE DESCRIPCIONES :
·        Personas
ð  Prosopografía: descripción de las características físicas.
ð  Etopeya: descripción de las cualidades morales.
ð  Retrato: descripción conjunta de los rasgos físicos y morales.
ð  Autorretrato: descripción de uno mismo.
ð  Caricatura: descripción burlesca y exagerada.

Unidad 1: Teoría


1. Tipos de textos: modalidades.
2. Literaratura oral y literatura escrita: nuevas tecnologías.
3. Variedades estilísticas y sociales: las jergas.
4. La etimología
5. Reglas generales de acentuación.

martes, 23 de septiembre de 2014

"Dos palabras" de Isabel Allende

Dos palabras

Autor: Isabel Allende
Tenía el nombre de Belisa Crepusculario, pero no por fe de bautismo o acierto de su madre, sino porque ella misma lo buscó hasta encontrarlo y se vistió con él. Su oficio era vender palabras. Recorría el país, desde las regiones más altas y frías hasta las costas calientes, instalándose en las ferias y en los mercados, donde montaba cuatro palos con un toldo de lienzo, bajo el cual se protegía del sol y de la lluvia para atender a su clientela. No necesitaba pregonar su mercadería, porque de tanto caminar por aquí y por allá, todos la conocían. Había quienes la aguardaban de un año para otro, y cuando aparecía por la aldea con su atado bajo el brazo hacían cola frente a su tenderete. Vendía a precios justos. Por cinco centavos entregaba versos de memoria, por siete mejoraba la calidad de los sueños, por nueve escribía cartas de enamorados, por doce inventaba insultos para enemigos irreconciliables. También vendía cuentos, pero no eran cuentos de fantasía, sino largas historias verdaderas que recitaba de corrido, sin saltarse nada. Así llevaba las nuevas de un pueblo a otro.

"Te quitabas la faja de la cintura..."

Te quitabas la faja de la cintura, te arrancabas las sandalias, tirabas a un rincón tu amplia falda, de algodón, me parece, y te soltabas el nudo que te retenía el pelo en una cola. Tenías la piel erizada y te reías. Estábamos tan próximos que no podíamos vernos, ambos absortos en ese rito urgente, envueltos en el calor y el olor que hacíamos juntos. Me abría paso por tus caminos, mis manos en tu cintura encabritada y las tuyas impacientes. Te deslizabas, me recorrías, me trepabas, me envolvías con tus piernas invencibles, me decías mil veces ven con los labios sobre los míos. En el instante final teníamos un atisbo de completa soledad, cada uno perdido en su quemante abismo, pero pronto resucitábamos desde el otro lado del fuego para descubrirnos abrazados en el desorden de los almohadones, bajo el mosquitero blanco. Yo te apartaba el cabello para mirarte a los ojos. A veces te sentabas a mi lado, con las piernas recogidas y tu chal de seda sobre un hombro, en el silencio de la noche que apenas comenzaba. Así te recuerdo, en calma.

 Tú piensas en palabras, para ti el lenguaje es un hilo inagotable que tejes como si la vida se hiciera al contarla. Yo pienso en imágenes congeladas en una fotografía. Sin embargo, ésta no está impresa en una placa, parece dibujada a plumilla, es un recuerdo minucioso y perfecto, de volúmenes suaves y colores cálidos, renacentista, como una intención captada sobre un papel granulado o una tela. Es un momento profético, es toda nuestra existencia, todo lo vivido y lo por vivir, todas las épocas simultáneas, sin principio ni fin. Desde cierta distancia yo miro ese dibujo, donde también estoy yo. Soy espectador y protagonista. Estoy en la penumbra, velado por la bruma de un cortinaje traslúcido. Sé que soy yo, pero yo soy también este que observa desde afuera. Conozco lo que siente el hombre pintado sobre esa cama revuelta, en una habitación de vigas oscuras y techos de catedral, donde la escena aparece como el fragmento de una ceremonia antigua. Estoy allí contigo y también aquí, solo, en otro tiempo de la conciencia. En el cuadro la pareja descansa después de hacer el amor, la piel de ambos brilla húmeda. El hombre tiene los ojos cerrados, una mano sobre su pecho y la otra sobre el muslo de ella, en íntima complicictad. Para mí esa visión es recurrente e inmutable, nada cambia, siempre es la misma sonrisa plácida del hombre, la misma languidez de la mujer, los mismos pliegues de las sábanas y rincones sombríos del cuarto, siempre la luz de la lámpara roza los senos y los pómulos de ella en el mismo ángulo y siempre el chal de seda y los cabellos oscuros caen con igual delicadeza. 

Cada vez que pienso en ti, así te veo, así nos veo, detenidos para siempre en ese lienzo, invulnerables al deterioro de la mala memoria. Puedo recrearme largamente en esa escena, hasta sentir que entro en el espacio del cuadro y ya no soy el que observa, sino el hombre que yace junto a esa mujer. 

Entonces se rompe la simétrica quietud de la pintura y escucho nuestras voces muy cercanas.
 -Cuéntame un cuento -te digo.
 -¿Cómo lo quieres? -Cuéntame un cuento que no le hayas contado a nadie.
 
ROLF CARLE

Cuentos de Eva Luna



CUENTOS DE EVA LUNA(de Isabel Allende)

CUESTIONES INICIALES 4º ESO

1.               Las mil y una noches (Alf laila wa-laila) es una colección de cuentos árabes que ya circulaban oralmente en los siglos IX y X, y cuyos relatos, entre los que destacan Aladino y la lámpara maravillosa, Simbad el marino, Alí Baba y los cuarenta ladrones, etc, se van intercalando en una historia que sirve de eje vertebrador de todo el libro. La cita que aparece en la página inicial del libro de Isabel Allende resume parte de esa historia. Recuerdas qué había sucedido con anterioridad a este momento, y cómo continuará la historia de Sherezade y el rey.

2.               TEXTO DE ROLF CARLE
a)      en este texto aparecen partes narrativas, partes dialogadas y parte descriptivas. Señala algún ejemplo de cada tipo.
b)      Aparecen dos personajes, indica qué relación hay entre ellos, y qué arte domina cada uno de ellos.
c)      ¿cuántos momentos (temporales) aparecen en la historia? ¿qué sucede en cada uno de ellos?
d)     Haz un pequeño resumen de la historia

3.               CUENTO DOS PALABRAS
a)      en cuantas partes dividirías este cuento
b)      tomando como punto de partida lo que acabas de leer escribe veinte líneas en las que reflexiones sobre el siguiente tema: “El poder de las palabras”.