Su
primer libro poético, Perito en lunas, se encuentra muy influido por la poesía
de Góngora. Busca luego su propia identidad poética en los temas elementales de
la vida y de la naturaleza, según se advierte en El rayo que no cesa,
donde sigue empleando estrofas clásicas como el soneto. Durante la Guerra Civil,
Miguel Hernández, militante ya del Partido Comunista, compone una poesía
abiertamente comprometida: Viento del pueblo. En El hombre acecha,
los dolores de la guerra y el presentimiento de la derrota cargan de pesadumbre
unos versos cada vez más sencillos y esenciales. Su último libro, Cancionero
y romancero de ausencias, compuesto en su mayoría en la cárcel, expresa con
inusual intensidad su angustia personal en originales versos populares densos y
concentrados.
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