domingo, 28 de abril de 2013

a.5.4.b. Jorge Guillén


Guillén ha sido considerado el más fiel representante dentro de los poetas del 27 del ideal de la poesía pura. Y desde luego lo es, si atendemos al alto nivel de exigencia estética, el rigor en la composición y el elaborado lenguaje de sus versos.
En la poesía de Guillén advertimos una evolución. En Cántico el autor da cuenta de un mundo perfecto, de una armonía esencial, y exalta jubilosamente el mundo natural donde se alcanza la plenitud del ser. La exaltación vital se manifiesta también en su preferencia por la primavera o por los momentos luminosos del día.
La vitalidad de Cántico tiene su continuación en Clamor, pero el mundo bien hecho de aquel ya no está ahora tan bien hecho: hay guerras, miserias, dolor, opresión... Ahora bien, en ningún momento cae el poeta en la angustia o desesperación: pese a las dificultades del mundo, mantiene incólume su fe en la vida.
En Homenaje tampoco están ausentes los latidos de la vida contemporánea y las composiciones revelan la presencia del poeta en el mundo en convivencia con los semejantes.
Y Otros poemas nos muestra a un Guillén que observa el mundo moderno con escepticismo irónico y que se enfrenta a las agresiones de la sociedad contemporánea.
Por último, en Final medita sobre el paso del tiempo y el triunfo de la poesía sobre este, mientras plantea con serenidad los de temas de la vida, la muerte, el destino...


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