Aunque muy diversos entre sí, hay
en la mayoría de estos escritores ciertas características comunes:
· Entusiasmo por Góngora. Ven en
Góngora al escritor puro entregado a la creación poética autónoma; lo miran,
entonces, como un precursor adelantadísimo de la estética de las vanguardias.
Comprueban en él la importancia de la metáfora y la imagen, recursos que son
también cruciales en la estética ultraísta y creacionista. Finalmente, también
revalorizan a través de él las formas métricas tradicionales.
· Importancia del ideal poético
de la poesía pura. La poesía pura, ideal poético de los años en que empiezan a
escribir, influye en todos en alguna medida y en algunos (Guillén, Salinas,
Diego) de manera decisiva. Así,v emos en sus versos un esfuerzo de depuración
formal, una búsqueda de precisión expresiva, la supresión de la anécdota, la
eliminación de todo patetismo y la tendencia a la intelectualización. En este
sentido, es fundamental el magisterio de Juan Ramón Jiménez, que estaba
elaborando por entonces su “poesía desnuda”.
· Neopopularismo. Es importante
el uso por algunos poetas (Diego, Lorca, Alberti) de formas y ritmos (romances,
seguidillas, canciones paralelísticas, villancicos, estribillos) y de recursos
estilísticos (repeticiones, paralelismos, diminutivos) propios del folclore y la
poesía tradicional. Y es que tenemos que pensar que este tipo de poesía conecta
con los ideales estéticos de la época por su simplicidad, estilización y
capacidad de sugerencia.
· Vanguardismo. Todos estos
poetas, en mayor o menor medida, muestran las huellas del Vanguardismo. En
primer lugar, el talante del grupo en sus comienzos es típicamente
vanguardista: son cosmopolitas, joviales, provocadores, deportivos,
antisentimentales, ingeniosos... Además, una de las características
fundamentales de su poesía es el papel central de la metáfora y la imagen,
entendidas al modo ultraísta y creacionista como el establecimiento de una
relación nueva y sorprendente entre dos objetos alejados; y, de hecho, algunos,
como Diego, comienza siendo ultraísta y creacionista. Se observan por doquier
ecos futuristas (poemas dedicados al fútbol, al ciclismo, a los objetos
característicos de la época, interés por el cine...). Y, por último, la huella
surrealista se percibe de modo intenso en bastantes de ellos.
· Espíritu de equilibrio. Aunque
el Vanguardismo es en ellos un impulso inicial y un ingrediente importante, no
es una poética excluyente. Pretenden aunar los principios artísticos más
novedosos con las mejores muestras de la tradición lírica española. Y,
efectivamente, en ellos percibimos la influencia no sólo de Góngora, sino
también de Garcilaso, Fray Luis, Bécquer y, en general, de los grandes poetas
españoles clásicos. Una prueba de esta búsqueda de equilibrio entre vanguardia
y tradición es que en métrica, el verso libre y la prosa poética conviven con
las estrofas más clásicas: décimas, sonetos, liras...
· Progresiva rehumanización de
sus versos. Aunque estuvieron en la órbita de la poesía pura y la literatura
deshumanizada de las vanguardias en sus comienzos, después (muy rápidamente
algunos y con el tiempo casi todos) dan entrada en sus versos a los temas
humanos. Ello se debe en buena medida al influjo del Surrealismo francés desde
fines de los años veinte y a la conflictiva realidad histórica que les tocó
vivir.
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