domingo, 28 de abril de 2013

a.5.2. Características de la Generación del 27


Aunque muy diversos entre sí, hay en la mayoría de estos escritores ciertas características comunes:

· Entusiasmo por Góngora. Ven en Góngora al escritor puro entregado a la creación poética autónoma; lo miran, entonces, como un precursor adelantadísimo de la estética de las vanguardias. Comprueban en él la importancia de la metáfora y la imagen, recursos que son también cruciales en la estética ultraísta y creacionista. Finalmente, también revalorizan a través de él las formas métricas tradicionales.

· Importancia del ideal poético de la poesía pura. La poesía pura, ideal poético de los años en que empiezan a escribir, influye en todos en alguna medida y en algunos (Guillén, Salinas, Diego) de manera decisiva. Así,v emos en sus versos un esfuerzo de depuración formal, una búsqueda de precisión expresiva, la supresión de la anécdota, la eliminación de todo patetismo y la tendencia a la intelectualización. En este sentido, es fundamental el magisterio de Juan Ramón Jiménez, que estaba elaborando por entonces su “poesía desnuda”.

· Neopopularismo. Es importante el uso por algunos poetas (Diego, Lorca, Alberti) de formas y ritmos (romances, seguidillas, canciones paralelísticas, villancicos, estribillos) y de recursos estilísticos (repeticiones, paralelismos, diminutivos) propios del folclore y la poesía tradicional. Y es que tenemos que pensar que este tipo de poesía conecta con los ideales estéticos de la época por su simplicidad, estilización y capacidad de sugerencia.


· Vanguardismo. Todos estos poetas, en mayor o menor medida, muestran las huellas del Vanguardismo. En primer lugar, el talante del grupo en sus comienzos es típicamente vanguardista: son cosmopolitas, joviales, provocadores, deportivos, antisentimentales, ingeniosos... Además, una de las características fundamentales de su poesía es el papel central de la metáfora y la imagen, entendidas al modo ultraísta y creacionista como el establecimiento de una relación nueva y sorprendente entre dos objetos alejados; y, de hecho, algunos, como Diego, comienza siendo ultraísta y creacionista. Se observan por doquier ecos futuristas (poemas dedicados al fútbol, al ciclismo, a los objetos característicos de la época, interés por el cine...). Y, por último, la huella surrealista se percibe de modo intenso en bastantes de ellos.

· Espíritu de equilibrio. Aunque el Vanguardismo es en ellos un impulso inicial y un ingrediente importante, no es una poética excluyente. Pretenden aunar los principios artísticos más novedosos con las mejores muestras de la tradición lírica española. Y, efectivamente, en ellos percibimos la influencia no sólo de Góngora, sino también de Garcilaso, Fray Luis, Bécquer y, en general, de los grandes poetas españoles clásicos. Una prueba de esta búsqueda de equilibrio entre vanguardia y tradición es que en métrica, el verso libre y la prosa poética conviven con las estrofas más clásicas: décimas, sonetos, liras...

· Progresiva rehumanización de sus versos. Aunque estuvieron en la órbita de la poesía pura y la literatura deshumanizada de las vanguardias en sus comienzos, después (muy rápidamente algunos y con el tiempo casi todos) dan entrada en sus versos a los temas humanos. Ello se debe en buena medida al influjo del Surrealismo francés desde fines de los años veinte y a la conflictiva realidad histórica que les tocó vivir.





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