Tomás Onaindia
Llevaba tantos días sin hablar con nadie
ni oír las noticias que no podía saber que los servicios de limpieza de
la ciudad estaban en huelga. Cuando saltó desde la ventana del octavo
piso fue a caer sobre una montaña de bolsas de basura. y ni siquiera
tenía las llaves de su apartamento.
Contó los días. Eran siete.
En el primero, conectó los cables y dio luz a la casa. El segundo día arregló el calefón y tuvo agua caliente y fría. Aprovechí el tercero para plantar flores en el jardín. El cuarto, instaló luces con células fotoeléctricas en el parque que se encendían y se apagaban solar durante las cuatro estaciones. El quinto día fue al acuario, compró peces tropicales y los dejó en una gran pecera para que se reprodujeran. También llevó a casa pájaros, gallos y gallinas. En el sexto, recogió un perro y una perra de la calle. En el sexto, contrató a una mujer como sirvienta y al marido como jardinero.
El séptimo día despertó contento mirando la pecera, escuchando el canto de los gallos y los pájaros, mientras Eva le traía el desayuno a la cama y Adán cortaba el pasto del jardín.
Héctor Manuel Román (Galería de Hiperbreves, Tusquets 2001)
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